Le Monde, diplomatique (Julio).- En caso de guerra, crisis, catástrofes o reformas, la opción más sencilla (y la más económica) para los programas de televisión es convocar a los "especialistas". Multiplicados en las pantallas asestan, con aires doctos y objetivos, implacables analistas y consejos a sus millonarias audiencias. En apariciencia independientes y desinteresados, los "especialistas" no son otra cosa que portavoces a sueldo de grandes empresas dedicadas a defender sus intereses.
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